Una mirada lógica a la circuncisión

¿Qué es la circuncisión infantil? Bueno, la circuncisión infantil tiene raíz en una práctica religiosa/cultural donde se extirpa el prepucio de un bebé sano. Según un artículo escrito por la profesora Laura Carpenter, “la convicción de que los bebés no eran completamente humanos y que la masculinidad implicaba tolerar el dolor físico fue fundamental para hacer de la circuncisión masculina una práctica pediátrica angloamericana de rutina a fines del siglo XIX.” Esta práctica se realiza en bebés normalmente las primeras semanas de vida y usualmente la razón por la que muchos padres optan por realizarla es porque creen que es más higiénico y que ayudará a prevenir infecciones. Este pensamiento es un poco contradictorio ya que una herida en el cuerpo humano expuesta a excremento y orina es en sí misma un riesgo de infección, además, dado que el prepucio está fusionado con el el glande y la forma de lavarlo es tal y como se lava un dedo, podemos llegar a la conclusión de que ni es más difícil limpiar un pene intacto, ni es más riesgoso dejarlo en su estado natural.

Ahora detengámonos un momento a pensar. Casi todos los mamíferos tienen prepucio el cual se mantiene intacto a través de la vida del animal y la falta de el mismo se considera un defecto. En el caso de los humanos, tanto varones como féminas tienen prepucios, sí, las mujeres también tienen un prepucio que cubre el área más sensible de su área genital, el glande del clítoris y en el caso del varón, el glande del pene. Entonces, si este es el caso, ¿por qué es sólo el prepucio del varón el único que causa problemas según la creencia popular? Bueno, la realidad es que tanto niños como niñas pueden tener infecciones en los genitales, infecciones urinarias, infecciones causadas por hongos, entre otras. Lo curioso es que sólo en uno de estos dos grupos (el varón) se pretenden evitar y tratar este tipo de infecciones extirpando tejido saludable y las niñas tienen el privilegio de ser tratadas con otros métodos como antibióticos. Existe también el argumento de que la circuncisión puede ayudar a prevenir el SIDA, pero seamos realistas, con o sin circuncisión, ninguna madre animaría a su hijo a tener relaciones sexuales sin protección más aún si sabe que tendrá intimidad con alguien que tiene SIDA.

Continuemos entonces con la reflexión. En 1996, Estados Unidos prohibió la circuncisión femenina. Sí, leíste bien, hasta 1996 en Estados Unidos se permitía que los padres optaran por extirpar el clítoris de niñas sanas también por razones culturales y religiosas. Pensarlo nada más genera emociones fuertes, sin embargo, es perfectamente normal pensar que hagan lo mismo con un niño sano.

Entonces, ¿qué hay de la teoría de que la circuncisión es por el bien del niño? Primeramente, extirpar tejido sano del cuerpo de un niño, sin anestesia (sí, leíste bien otra vez) y sin consentimiento no parece ser muy a favor del niño, sino más bien parecería que todo va en contra. El prepucio tiene más de 20.000 terminaciones nerviosas que se pierden con la cirugía, haciendo el pene menos sensible como consecuencia de la cirugía. No creo que ningún varón adulto se sienta feliz de haber perdido sin razón justificada toda esa sensibilidad extra. Y no sólo eso, el glande pierde la protección de una capa de piel que mantiene el área lubricada, se crean adherencias que son sumamente dolorosas y causan trauma cada vez que el niño tiene una erección, a veces es necesaria la cirugía reconstructiva o repetir la circuncisión por causa de las adherencias o un procedimiento mal hecho. Hay niños que pierden parte del glande o el pene en su totalidad y muchos otros efectos secundarios de los que nadie habla como disfunciones sexuales en la adultez. A esto le sumamos que para que un bebé se vea en condición seria por una hemorragia, es necesario que pierda tan sólo unos cuantos mililitros de sangre y la complicación más común después de una circuncisión es… adivinaste, el sangrado. También se sabe que la circuncisión altera el cerebro del recién nacido a causa del dolor, estrés y ansiedad intensos a los que son sometidos durante la cirugía.

Estas y otras razones son suficientes para al menos sentarse a meditar antes de tomar la decisión de alterar irremediablemente los genitales de un niño sano con una cirugía que conlleva daños más serios que los que pretende evitar y que se realiza por razones cosméticas y sin el consentimiento o entendimiento del niño.

Escrito por: Jay Alméstica BD, PPD, PC, CBE.

Referencias:

Boyle, G.J., Goldman, R., Svoboda, JS., & Fernandez, E. (2002). Male circumcision: Pain, trauma, and psychosexual sequelae. Journal of Health Psychology, 7, 329-343

Lander, J., Brady-Freyer, B., Metcalfe, J.B., Nazerali, S., & Muttit, S. (1997). Comparison of ring block, dorsal penile nerve block, and topical anesthesia for neonatal circumcision. JAMA, 278, 2157-2162.

  1. Carpenter, L. (2020), If You Prick Us: Masculinity and Circumcision Pain in the United States and Canada, 1960–2000. Gender & History, 32: 54-69. https://doi.org/10.1111/1468-0424.12472

Psychology Today (2015). Circumcision’s Psychological Damage. Retrieved from: https:// www.psychologytoday.com/us/blog/moral-landscapes/201501/circumcision-s-psychological-damage

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