Contacto precoz: Un lazo especial entre bebé y mamá

Históricamente el contacto precoz entre la madre y el recién nacido ha sido necesario para la supervivencia del bebé, sin embargo actualmente en el mundo occidental, debido a las rutinas hospitalarias, se suelen separar en los primeros momentos tras el parto. Sin embargo, se debería luchar por lo contrario, ya que el contacto precoz entre madre y bebé reporta numerosos beneficios.

El contacto piel con piel favorece la interacción madre-hijo debido a causas diversas excepcionales en los momentos inmediatos al parto. Durante este periodo suceden una serie de procesos químicos y hormonales que favorecen un estado de comunicación importante para el desarrollo del vínculo afectivo madre-hijo.
El bebé durante las dos horas posteriores al nacimiento se encuentra en un estado excepcional de alerta tranquila, producido por las descargas de diversas sustancias como las catecolaminas (noradrenalina, adrenalina…), responsables de estimular la función respiratoria del bebé, y que favorece el rápido aprendizaje y toma de contacto. Antes de caer en el pequeño “letargo” tras el parto, el bebé mira, huele, oye, siente y en definitiva reconoce a su madre.

El mismo reconocimiento se produce por parte de la madre, que en un ambiente tranquilo puede dedicarse a “explorar” a su bebé por primera vez. Es un momento intenso y que toda madre siente y recuerda grabado a fuego en su interior. Gracias al contacto piel con piel se reduce el llanto del bebé al nacer, que acaba de pasar por una situación estresante. Se mantiene al bebé caliente, que acaba de sufrir un cambio brusco de temperatura al pasar del medio líquido intrauterino al ambiente exterior.

El contacto precoz ayuda al inicio y a la duración de la lactancia materna, ya que el bebé busca, explora y encuentra el pezón, iniciando la succión temprana. La madre se convierte en la protagonista de los cuidados del bebé, aumentando de este modo la confianza y seguridad en sí misma. Gracias a esta unión temprana, las primeras bacterias que llegan a las mucosas y tubo digestivo del bebé (que al nacer son estériles) son las de la madre, bacterias “amigas” que protegen de la invasión de otras extrañas y potencialmente peligrosas. No nos hemos olvidado del padre. Para él también es fundamental recibir al bebé por primera vez. El padre también forma parte del contacto precoz, como apoyo y acompañamiento a la mujer, así como para facilitarle la toma de contacto piel con piel en el caso de que ella no se sienta con fuerzas o tenga la movilidad reducida. Si no es posible poner al bebé sobre la madre, será el padre el que pueda acoger en su seno al bebé si así lo desea.

Si el nacimiento se produce en un ambiente íntimo y respetuoso, el contacto inmediato entre bebé y madre se produce de un modo más intenso y los beneficios aumentan, por lo que siempre que sea posible se debería favorecer dicho ambiente. Un bebé (y una madre) estarán mucho más tranquilos, relajados y receptivos si el entorno y la compañía son favorables. Por todos estos motivos que suponen grandes beneficios del contacto precoz entre madre y recién nacido se debería intentar siempre la no separación temprana del bebé.

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