29 Dec Dilatación vs. Descenso
Si estás embarazada o eres mamá, seguramente has escuchado hablar de estos dos términos. Cuando hablamos de la famosa dilatación nos referimos a cómo va abriendo (o dilatando) el diámetro del cuello del útero. Para la mayoría las mujeres a término, este proceso ocurre cuando han comenzado las contracciones del parto, para otras, puede comenzar semanas antes del mismo. Ambos casos son considerados normales y no necesariamente afectan cuan largo o corto será el proceso una vez comience el parto activo. Curiosamente, muchas personas creen erróneamente que la dilatación se refiere al diámetro de la vulva, lo cual no puede estar más lejos de la realidad. Durante el parto la cérvix dilata de 0 a 10 centímetros aproximadamente. Muchas mujeres cuando han llegado a 10 centímetros sienten el deseo de pujar, pero todo esto ocurre en secreto, para saber cuan dilatada estás, es necesario hacer un chequeo vaginal. Aunque ya estés completamente dilatada, la cabeza del bebé puede estar a horas de asomarse, más aún si eres primeriza.
Por otro lado el descenso, es menos famoso pero en ocasiones impacta más de cerca el proceso de parto. Cuando decimos descenso nos referimos a la posición del bebé en relación a cuan arriba o cuan abajo se encuentra en la pelvis. El descenso o estación se mide en números que van del -3,-2,-1, 0, 1, 2 y 3. Por ejemplo, una persona puede llegar a 10 centímetros pero si bebé está en -3, se dice que se encuentra alto y puede faltar mucho camino por recorrer, pero un bebé que anda por +1, aunque la cérvix esté en 5cms, es usualmente tomado como una señal positiva de progreso. Es por esto que decimos que el descenso es muy importante, a veces más significativo que la dilatación.
Antes de que sea el momento del parto, una buena manera de ayudar a que tu bebé se posicione correctamente en la pelvis son los ajustes quiroprácticos regulares. Los ejercicios en la bola de parto y otros tales como la danza del vientre también suelen ser de gran ayuda. Cuando haya comenzado tu parto, querrás hacer lo posible por promover el descenso adecuado del bebé. Eso también te ayudará a dilatar según el peso del bebé continúe ejerciendo presión en la cérvix. Para que logres que ambos aspectos fluyan de la mejor manera posible, necesitarás parir en movimiento, es decir; mantenerte de pie, caminar, utilizar la bola de parto, escoger las mejores posiciones según tu cuerpo lo dicte y evitar que te obliguen a estar acostada o que se te impida moverte libremente. Si tanto tú como tu bebé están saludables, esta opción del parto libre debe serte garantizada. Lo contrario va directamente en contra de lo que es el proceso fisiológico del parto por lo cual el parto puede alargarse, aumenta el riesgo de sufrimiento fetal, aumenta la necesidad de utilización de fármacos para el dolor, incrementa la posibilidad de tener un parto instrumental (vacuum, forceps), y mucho más.
Jezel Alméstica (Jay) (BD, PPD, CBE)
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